domingo, 25 de mayo de 2008

3º relato de cuentacuentos


La oscuridad lo envolvió todo, y supo que cuando volviese la luz, todo habría cambiado, que ya nunca nada volvería a ser como antes.

Aquella noche habían bebido sin control alguno, y a la hora de la vuelta a casa no habían pensado en las consecuencias de coger el coche en el estado en el que se encontraban. Así que las cinco chicas se montaron en el coche y Luisa, que iba al volante, era la única que llevaba puesto el cinturón de seguridad. En cuanto todas se acomodaron en el coche, Luisa arrancó el coche y pisando el acelerador a fondo salió del aparcamiento, donde ya solo quedaban unos tres o cuatro coches.

En cuanto las chicas entraron en la autopista Luisa puso la música a todo volumen y aceleró todavía más, sin darse cuenta de que estaba a punto de doblar el límite de velocidad de la carretera…

En cuanto llegaron a mitad del trayecto que les separaba de su casa Luisa perdió el control del coche al encontrarse con un bache y no pudo evitar el coche frontal contra otro coche que venía en dirección contraria.

De ese día ya no se acuerda de nada más, lo ultimo que recuerda es ver de frente un coche y a sus amigas gritando…

De repente era todo oscuridad, sirenas de ambulancias y de coches de policía. Lo único que Luisa sentía era esa oscuridad total, sin poder hacer nada por salir de ella, y todos esos sonidos alrededor que le indicaban que algo fatal había pasado.

Cuando los sonidos de las alarmas cesaron hubo un tiempo de absoluto silencio, sin que Luisa entendiera todavía lo que había pasado…

Lo siguiente que volvió a escuchar fueron las voces de los doctores y las enfermeras que la atendían comentando su caso pensando que ella no las escuchaba. Fue entonces cuando Luisa comprendió que su inconsciencia al haber cogido el coche ebria, se había cobrado la vida de dos de sus amigas y la de los padres de un niño de tres años que iban en el coche con el que habían chocado, también escuchando a los médicos escuchó que era probable que ella no volviera a andar, puesto que en el accidente había fraccionado parte de la columna, y esto le había provocado la inmovilidad de la cintura para abajo.

Fue cuando Luisa se dio cuenta de que cuando volviese la luz ya nada volvería a ser como antes y que no sabía si podría superar todo el dolor que había provocado…

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