domingo, 25 de mayo de 2008

2º relato de cuentacuentos


La mano no me tiembla mientras acerco la cerilla al cigarro que cuelga de mis labios esperando la primera calada.

Mientras lo enciendo me viene a la mente la expresión de tus ojos en nuestro último encuentro, nada más verte ya lo supe, aquello se terminaría aquel mismo día.

Dentro de mi guardaba la esperanza de que fueran imaginaciones mía, pero cuando llegaste y me diste aquel frío beso en la mejilla y escuché tus primeras palabras, algo de desgarró dentro de mí.

Sentí dentro de mi ser un dolor que me recorría de arriba abajo destrozándome completamente. Solo con aquellas dos palabras me destrozaste de tal forma como nadie lo había hecho jamás. Con aquel “quiero dejarlo” mi corazón estalló en mil pedazos sin posibilidad de poder recomponerlo sola… Mis sueños también se rompieron con mi corazón.

Cuando seguiste hablando mi dolor fue a más, cuando me dijiste que nuestros planes de irnos a vivir juntos ya no te interesaban, que creías que te habías enamorado de aquella chica que había llegado hacía un par de semanas diciendo que era tu prima y que buscaba a alguien que se hiciera cargo de ella y del hijo que esperaba… Tras escuchar esas últimas palabras no quise escuchar más, rompí a llorar con todas las fuerzas que tenía y me monté en el coche y pisando el acelerador hasta el fondo salí de allí todo lo rápido que pude.

Cuando más pensaba en ello el dolor que sentía en mi interior aumentaba más y más, hasta que ya fue insoportable y perdí el conocimiento…

Después de eso recuerdo despertarme en una camilla de urgencias, con un tubo pinchado en mi brazo y la enfermera mirándome con pena, yo sin entender nada quise incorporarme sin éxito. Entonces fue cuando llegó el médico y me dio la horrorosa noticia de mi aborto… Yo no me lo podía creer, ni siquiera sabía que estaba embarazada, pero entonces comprendí que lo único que me quedaba de ti también lo había perdido.

Comprendí que en menos de dos días había perdido a la persona que más amaba en el mundo y lo único que me quedaba de él, a nuestro hijo.

Ahora me encuentro sentada en la ventana de la habitación de mi casa fumando y recordando aquellos momentos tan dolorosos para mí, aquellos momentos en los que perdí lo que ahora sé que era lo que más quería en el mundo, a mi hijo.

No hay comentarios: