domingo, 25 de mayo de 2008

Reto del día del libro

“Pesadilla o realidad”

Ese día había amanecido soleado y caluroso, pero a medida que pasaban las horas el tiempo había cambiado, unas nubes que anunciaban tormenta se habían aproximado por el norte y se levanto un viento frío. Jessica se había preparado para ir a la playa cuando cayó el primer trueno y se dio cuenta del cambio de tiempo, así que decidió quedarse en casa leyendo el libro que le quedaba de las tareas para verano que le habían mandado en el colegio.

Jessica guardó la mochila de playa sacando de ella solo el pesado libro que le habían mandado leer, se cambió de ropa y se tumbó en el sofá del salón a leer.

De repente escuchó un fuerte ruido que venía de la cocina del piso, era extraño, puesto que hubiera asegurado que se encontraba sola en casa, así que dejó el libro encima de la mesita del salón y fue a la cocina a ver que había pasado. Nada más entrar en la cocina dio un grito al ver toda la cocina patas arriba, todas las tarteras que ella misma había guardado en la lacena estaban tiradas por el suelo, las sillas estaban colocadas al revés, la mesa estaba al otro lado de la cocina y no donde solía estar, y todas las cosas que estaban en las alacenas estaban tiradas por encima del mueble.

Jessica no entendía lo que allí había pasado, pero pese a ello tenía que recoger todo aquello así que fue al salón y puso la música lo suficientemente alto como para escucharla en la cocina, y empezó a recoger.

Al cabo de diez minutos de empezar a recoger la cocina la música se apagó de repente y Jessica fue al salón a ver que había pasado, vio que la radio estaba apagada y la volvió a encender sin darle importancia alguna, pero cuando llegó a la cocina y vio que todo lo que había recogido estaba otra vez tirado se asustó.

Intentó calmarse pero no entendía que podía haber pasado. Llamó a sus padres por teléfono pero estos no contestaban. No le quedaba más remedio que esperar a que volvieran sus padres y distraerse mientras tanto para no asustarse más, así que empezó de nuevo a recoger la cocina.

Al cabo de un rato Jessica se tranquilizó pensando que todo había vuelto a la normalidad, que ya nada pasaba, y empezó a cantar tranquila las canciones que sonaban en la radio. Pero al cabo de media hora la radio volvió a apagarse y Jessica asustada volvió a ver que pasaba, cuando llegó allí la radio se había apagado pero al intentar encenderla de nuevo vio que no funcionaba, se fijó en el enchufe y comprobó que estaba desenchufada así que la volvió a enchufar, pero justo en ese momento la radio hizo un cortocircuito y escuchó una voz que gritaba.

-“Lárgate de aquí, estas ocupando un lugar que no es tuyo”

Justo en ese momento Jessica se despertó empapada en sudor, muerta de miedo. Se quedó mirando fijamente el libro que tenía abierto en sus piernas y fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba soñando, lo extraño era que parecía muy real. Pero no le dio más importancia y se puso a leer: “Jessica guardó la mochila de playa sacando de ella solo el pesado libro que le habían mandado leer, se cambió de ropa y se tumbó en el sofá del salón a leer. De repente escuchó un fuerte ruido que venía de la cocina del piso…”

5º relato de cuentacuentos

"A mi abuelo"


“Es difícil ver un gato negro en una habitación oscura, sobre todo cuando el gato no está”. Le había dicho su abuelo a Nerea cuando esta era pequeña y estaba buscando a su gato por el fallado.

A Nerea le había venido esa escena a la cabeza mientras ordenaba las fotos, le había venido a la cabeza los recuerdos de su querido abuelo que hacía tantos años ya que se había ido.

Nerea recordaba a su abuelo con muchísimo cariño, lo recordaba alto, con el pelo casi gris del todo, recordaba su cara siempre sonriendo, recordaba todavía las facciones de su cara morena por el sol que lo hacían parecer mas joven de lo que era, también recordaba sus grandes manos, curtidas a causa de su trabajo de pescador, sujetándola para que no cayera al bajar las escaleras.

A Nerea le vino a la cabeza todos los ratos que había pasado a la cabeza y las travesuras que hacía ella cuando era pequeña para poder pasar más tiempo con el, como cuando tenía cinco años y cuando fue con el y su abuela a despedirlo al puerto, ella aprovechando un despiste de sus abuelos se coló en el barco y se escondió debajo de uno de los catres de los camarotes… cuando su abuela se dio cuenta de su falta ya era demasiado tarde para hacer que el barco volviera. Nerea se quedó dormida en su escondite, y cuando se despertó a causa del hambre y salió de su escondite buscando algo de comida uno de los hombres la encontró y la llevó a junto su abuelo que se encontraba en cubierta, le acababan de dar la noticia de la desaparición de su nieta y estaba llorando, pensando que le podía haber pasado algo malo.

Nerea cuando lo vio llorando le preguntó con su dulce voz.

- ¿Abuelo por que lloras? No llores que yo te quiero mucho y quiero verte reír.

Su abuelo al escuchar su voz se dio media vuelta y la abrazó con fuerza dando gracias al cielo por que su nieta estaba sana y salva.

Ahora Nerea recordaba esta anécdota con tanto cariño y tristeza a la vez, deseaba tanto que su abuelo estuviera junto a ella en esos momentos… le hacía tanta falta que no era capaz de parar de llorar…

El lo fue todo para ella hasta el momento en el que se fue y ahora ella deseaba seguir teniéndolo junto a ella, ansiaba volver a sentir su cariño, volver a ver esa sonrisa que tanto le gustaba y volver a oler ese aroma a tabaco de pipa que recordaba de su abuelo.

Cogió de encima de la coqueta la vieja pipa de su abuelo y la llevó a la nariz para intentar recordar ese aroma que hacía ya años había desaparecido. En ese momento entró la madre de Nerea, y al verla llorando la abrazó con fuerza. Cuando la madre se dio cuenta de la causa de la tristeza de su hija le dijo:

- Mi niña, no sigas llorando, tu abuelo estará siempre junto a ti, mañana es un gran día para todos y tienes que estar feliz, tu abuelo te estará viendo donde esté y seguro que cuida de ti.

Y cubriéndola de besos, la abrazó largo rato sin darse cuenta de que ella también estaba llorando al recordar a su padre.

Este relato está dedicado a mi abuelo Candido, que aunque se fue hace ya muchos años, yo sigo recordándolo y queriéndolo como lo hacía cuando todavía estaba aquí. Me hubiera gustado que estuviera a mi lado todos estos años y todavía me sigue haciendo mucha falta. Abuelo te hecho de menos.

4º relato de cuentacuentos

“La ultima vez que se vieron eran todavía adolescentes.” Eran amigos inseparables, pero solo eso, amigos. No habían pasado muchos años, pero si los suficientes para que los dos se convirtieran en adultos.

El destino quiso que se volvieran a conocer en un foro de libros, sin que ninguno de los dos se imaginara que la persona que estaba al otro lado de la pantalla era esa persona con la que habían perdido el contacto hace ya algunos años. En el foro compartieron sus opiniones sobre diferentes libros y escritores, y como se cayeron bien se intercambiaron los correos electrónicos para seguir en contacto más directamente.

Con el tiempo los dos trabaron una buena amistad a través de la red sin preocuparse de quien era la otra persona, hasta que los dos se dieron cuenta de que ansiaban recibir correo del otro, y fue entonces cuando decidieron quedar y conocerse en persona.

Quedaron de encontrarse en un Café cercano a la estación de trenes de la ciudad ese viernes noche. Celine llevaría un ejemplar de “Desde mi cielo” uno de sus libros favoritos para que Daniel pudiera reconocerla.

Los dos estaban muy nerviosos deseando que llevara la hora de la cita y conocerse en persona. Cuando por fin llegó la hora Celine llego al café con el libro en la mano y se sentó en una mesa al fondo de la cafetería, pidió un café con leche y se dispuso a esperar mientras leía el libro.

Daniel entró por la puerta y se dirigió a la mesa donde Celine estaba concentrada en su libro, y sin saber muy bien que hacer dijo lo primero que se le ocurrió.

- ¡Hola!- dijo Daniel.

Cuando Celine levantó la cabeza para ver quien la había saludado y se vieron a los ojos los dos se quedaron de piedra. Ninguno de los dos se lo podía creer, conocían a la persona que tenían en frente. Hacía tanto tiempo que no se veían… pero aún así los dos se habían reconocido y ninguno sabía que decir…

-¡Eres tú…!- exclamó Celine poniéndose de pié poco a poco dejando el libro sobre la mesa.

-Sí, y tu eres… hacía tanto tiempo que no nos veíamos…-dijo Daniel todavía sorprendido.

- Sí, mucho tiempo, tantas veces que me pregunté que sería de ti… y en cambio vivíamos tan cerca el uno del otro…sin saber nada…- Exclamó Celine

-Si, pero ahora estamos los dos aquí, el destino quiso que nos reencontremos.-Dijo Daniel sentándose en la silla de al lado de donde estaba Celine sentada.

Celine se sentó todavía sorprendida otra vez en la silla y sin saber que hacer a causa de los nervio así que cogió el libro con fuerza entre sus manos. Los dos comenzaron a hablar sobre su vida y contarle al otro los últimos eventos ocurridos a cada uno. Se dieron cuenta de la hora cuando uno de los camareros se acercó a ellos para pedirles por favor si podían abandonar el local que estaban cerrando, ellos sorprendidos por la hora se abandonaron la cafetería y fueron a pasear por la ciudad para seguir hablando.

Y así hablando y paseando se les hizo de día sin que ninguno de los dos se diera cuenta hasta que escucharon la campanas de la iglesia llamando a misa a los feligreses.

Cuando se separaron esa mañana y cada uno fue a su casa ambos se dieron cuenta de que un sentimiento había nacido entre ellos, un sentimiento que no podían negar, al que le tenían que hacer caso si querían ser felices… pero el miedo podía con ellos y ninguno de los dos sabía si sería correspondido.

Esa noche habían quedado para cenar juntos y Celine quería decirle a Daniel lo que ella sentía por el, aunque estaba muerta de miedo de ser rechazada, ahora que había encontrado de nuevo a su amigo no quería volver a perderlo por confesarle sus sentimientos, no sabía que hacer, no sabía si se lo iba a decir.

Daniel invitó a Celine a cenar a un restaurante de comida China, ya que sabía que era la favorita de Celine, hablaron durante horas de cine, libros, sobre anécdotas ocurridas, pero ninguno de los dos se animó a decirle al otro lo que sentía por miedo a ser rechazado y perder esa amistad recién recuperada.

Como a esta pareja a veces el miedo a perder algo importante para nosotros nos frena para conseguir la felicidad ansiada por todos. Yo por mi parte intentaré enfrentarme a ese miedo para conseguir mi felicidad y espero que todos lo consigan.

3º relato de cuentacuentos


La oscuridad lo envolvió todo, y supo que cuando volviese la luz, todo habría cambiado, que ya nunca nada volvería a ser como antes.

Aquella noche habían bebido sin control alguno, y a la hora de la vuelta a casa no habían pensado en las consecuencias de coger el coche en el estado en el que se encontraban. Así que las cinco chicas se montaron en el coche y Luisa, que iba al volante, era la única que llevaba puesto el cinturón de seguridad. En cuanto todas se acomodaron en el coche, Luisa arrancó el coche y pisando el acelerador a fondo salió del aparcamiento, donde ya solo quedaban unos tres o cuatro coches.

En cuanto las chicas entraron en la autopista Luisa puso la música a todo volumen y aceleró todavía más, sin darse cuenta de que estaba a punto de doblar el límite de velocidad de la carretera…

En cuanto llegaron a mitad del trayecto que les separaba de su casa Luisa perdió el control del coche al encontrarse con un bache y no pudo evitar el coche frontal contra otro coche que venía en dirección contraria.

De ese día ya no se acuerda de nada más, lo ultimo que recuerda es ver de frente un coche y a sus amigas gritando…

De repente era todo oscuridad, sirenas de ambulancias y de coches de policía. Lo único que Luisa sentía era esa oscuridad total, sin poder hacer nada por salir de ella, y todos esos sonidos alrededor que le indicaban que algo fatal había pasado.

Cuando los sonidos de las alarmas cesaron hubo un tiempo de absoluto silencio, sin que Luisa entendiera todavía lo que había pasado…

Lo siguiente que volvió a escuchar fueron las voces de los doctores y las enfermeras que la atendían comentando su caso pensando que ella no las escuchaba. Fue entonces cuando Luisa comprendió que su inconsciencia al haber cogido el coche ebria, se había cobrado la vida de dos de sus amigas y la de los padres de un niño de tres años que iban en el coche con el que habían chocado, también escuchando a los médicos escuchó que era probable que ella no volviera a andar, puesto que en el accidente había fraccionado parte de la columna, y esto le había provocado la inmovilidad de la cintura para abajo.

Fue cuando Luisa se dio cuenta de que cuando volviese la luz ya nada volvería a ser como antes y que no sabía si podría superar todo el dolor que había provocado…

2º relato de cuentacuentos


La mano no me tiembla mientras acerco la cerilla al cigarro que cuelga de mis labios esperando la primera calada.

Mientras lo enciendo me viene a la mente la expresión de tus ojos en nuestro último encuentro, nada más verte ya lo supe, aquello se terminaría aquel mismo día.

Dentro de mi guardaba la esperanza de que fueran imaginaciones mía, pero cuando llegaste y me diste aquel frío beso en la mejilla y escuché tus primeras palabras, algo de desgarró dentro de mí.

Sentí dentro de mi ser un dolor que me recorría de arriba abajo destrozándome completamente. Solo con aquellas dos palabras me destrozaste de tal forma como nadie lo había hecho jamás. Con aquel “quiero dejarlo” mi corazón estalló en mil pedazos sin posibilidad de poder recomponerlo sola… Mis sueños también se rompieron con mi corazón.

Cuando seguiste hablando mi dolor fue a más, cuando me dijiste que nuestros planes de irnos a vivir juntos ya no te interesaban, que creías que te habías enamorado de aquella chica que había llegado hacía un par de semanas diciendo que era tu prima y que buscaba a alguien que se hiciera cargo de ella y del hijo que esperaba… Tras escuchar esas últimas palabras no quise escuchar más, rompí a llorar con todas las fuerzas que tenía y me monté en el coche y pisando el acelerador hasta el fondo salí de allí todo lo rápido que pude.

Cuando más pensaba en ello el dolor que sentía en mi interior aumentaba más y más, hasta que ya fue insoportable y perdí el conocimiento…

Después de eso recuerdo despertarme en una camilla de urgencias, con un tubo pinchado en mi brazo y la enfermera mirándome con pena, yo sin entender nada quise incorporarme sin éxito. Entonces fue cuando llegó el médico y me dio la horrorosa noticia de mi aborto… Yo no me lo podía creer, ni siquiera sabía que estaba embarazada, pero entonces comprendí que lo único que me quedaba de ti también lo había perdido.

Comprendí que en menos de dos días había perdido a la persona que más amaba en el mundo y lo único que me quedaba de él, a nuestro hijo.

Ahora me encuentro sentada en la ventana de la habitación de mi casa fumando y recordando aquellos momentos tan dolorosos para mí, aquellos momentos en los que perdí lo que ahora sé que era lo que más quería en el mundo, a mi hijo.

viernes, 23 de mayo de 2008

1º relato de cuentacuentos

"Supo que había sentido miedo cuando miró hacia atrás sin que ninguna causa lo justificara."

No obstante no podía evitar sentir un frío helado que recorría todo su cuerpo haciéndola temblar como una niña pequeña sola en una habitación oscura. No sabía que hacer, Quería salir corriendo pero su cuerpo no le respondía… sentía que no estaba sola, que en aquel callejón oscuro había alguien más observándola, acechándola… pero sintió también con ella a alguien que la protegía y le susurraba al oído de un forma suave inspirándole tranquilidad y protección… Yakie sonrió y echó a andar despacio y tranquila hacia su casa.

Desde hacía tiempo Yakie soñaba cada día y cada instante con ese día fatal en el que sonó el teléfono y su padre, que con la voz entrecortada a causa del disgusto, le informó de la horrorosa muerte que sufrió su madre cuando regresaba del trabajo, en su mente veía el cuerpo de su madre descuartizado en aquella oscura calle, y en su corazón sentía el mismo dolor que sintió el día que perdió a la persona más preciada para ella. También sentía miedo de que el asesino de su madre ahora también fuera a por ella.

Yakie sabía quien había sido el responsable de aquel terrorífico asesinato… aquel hombre que de pequeña se había acercado a ella y le había dicho que su madre no era la persona que ella pensaba y después había desaparecido en las sombras. Pero ella no sabía nada sobre aquella extraña persona, jamás la había vuelto a ver, hasta dos días antes del asesinato, que lo había visto rondando los alrededores de su casa. En un principio no le había dado importancia alguna, hasta que la policía le había preguntado si había visto algo extraño en su entorno, entonces ella lo recordó, pero fue incapaz de dar descripción alguna de aquel hombre... solo recordaba que una larga gabardina oscura y un sombrero del mismo color.

La policía intentó buscar a aquel infrecuente personaje, pero al cabo de unos meses cejaron en la búsqueda al no obtener ni un solo dato sobre él. Le habían dicho a Yakie que no se preocupara, que seguramente aquel hombre había escapado del país y no lo volvería a ver jamás, pero ella no lo sentía así, sabía que el hombre estaba cerca y que volvería a encontrarlo pronto.

Cuando ese día Yakie volvía de su trabajo por el callejón sintió claramente la presencia del hombre y eso la aterró, sintió que algo terrible estaba a punto de suceder, pero no se imaginaba lo que ese hecho cambiaría su situación actual…

Estaba en medio del callejón cuando escuchó un golpe, y se volvió para saber lo que era, pero el miedo que sintió la atrapó dejándola allí paralizada, no era capaz de moverse pensando que algo saldría de una esquina y se abalanzaría sobre ella. Pero de repente sitió una presencia a su lado que le era familiar, esa presencia le daba fuerzas para salir de allí tranquila y feliz.

Cuando Yakie llegó a su casa se sorprendió a sí misma a verse tranquila, feliz y sin ese miedo que la acompañaba desde el día de la muerte de se madre, sentía que aquel hombre jamás volvería a hacerle daño.

Al cabo de una semana recibió una llamada de la policía solicitando que se pasara por la comisaría que tenían que hablar con ella personalmente. Cuando Yakie fue a la comisaría, la policía le enseñó unas fotos de un hombre con gabardina y gorro oscuro que habían encontrado muerto ese mismo día en el oscuro callejón por el que ella pasaba todos los días. En la fotos salía una persona algo difícil de reconocer, debido a la terrible muerte que había sufrido, cuando lo encontraron llevaba muerto alrededor de cuatro días, y parece ser que había sufrido una aparatosa caída en la que había dado un fuerte golpe en la columna partiéndosela y dejándolo completamente inmóvil e indefenso, por lo cual los hambrientos animales callejeros en busca de comida encontraron en él un exquisito majar sin peligro para ellos ya que estaba indefenso y no podía escapar.

Yakie volvió a casa sobrecogida por la noticia pero por fin tranquila y feliz de que el tiempo hubiera devuelto al asesino de su madre lo que el le había hecho a ella.

Ahora trato de protegerla desde donde yo me encuentro, ya que debido a la obsesión y la maldad de aquel hombre no puedo cuidarla y apoyarla desde el que era mi mundo.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Bienvenidos

Brujas, duendes, hadas y demás seres extraordinarios, os doy la bienvenida a este lugar lleno de magia e ilusión donde todos los sueños pueden hacerse realidad.....