lunes, 25 de abril de 2011

Cuentacuentos 25/04/2011

"Hogueras de acordes arden fugaces en el aire", los colores brillantes brillan en la oscuridad como si de luciérnagas se tratasen, comenzando con una pequeña explosión para expandirse por el cielo hasta desaparecer cayendo las pequeñas partículas brillantes a la superficie del mar.  


La noche continuo con este baile de colores en el cielo, mientras una lágrima recorría su mejilla al recordar el tiempo que habían pasado juntos antes de que el mar se lo llevara para siempre.

domingo, 17 de abril de 2011

supergalegos

Cuentacuentos (18/04/2011)

"La complicidad se asomaba a sus ojos, no dejarían pasar aquella oportunidad". Todo apuntaba a que esta vez saldría bien, así que se lanzaron al vacío sin pensarlo. 
La adrenalina se les subió a la cabeza al sentir como caían a toda velocidad hacia el mar, pero ya no había vuelta atrás. Cuando sus cuerpos habían recorrido casi todo el espacio que les separaba del mar, sus manos buscaron de forma instintiva las anillas del paracaídas, pero estos no se abrieron, solo entonces se dieron realmente cuenta de lo iba a ocurrir y el terror llego a sus gargantas dejando salir su último grito. 
Lo último que sintieron fueron sus cuerpos entrando con un fuerte golpe en la fría agua del mar.

lunes, 21 de marzo de 2011

Cuentacuentos ( 21/03/2011)

 "Tras varios días de espera, decidí reanudar la marcha sola." Llevaba varios días esperando a que la guardia civil viniera a buscarme, pero nadie entró por aquella puerta. Pero ni mis padres ni mis hermanos se atrevieron a llamar a mi puerta después de ver como entraba en casa hecha un mar de lágrimas y gritando que no quería ver a nadie.  

Cuando pasaron unos días y me calmé me di cuenta de que tenía que seguir con la carrera en la que se había convertido mi vida cuando lo conocí hace ya tanto tiempo, decidí seguir con la marcha de mi vida sin volver la vista atrás.

Así que cogí el primer autobús que me llevaba a Orense con un par de mochilas con las cosas más necesarias. Cuando el autobús dejó la ciudad me vinieron a la mente los pensamientos de aquel día.

“Aquel día lo había llamado con la escusa de quedar a tomar un café y poner sus vidas al día. La ocasión se me presentó sola cuando él había accedido al instante a invitarme a su casa a tomar un café aquella tarde.

Me había preparado para llevar a cabo mi plan, quería acabar con él, no iba a permitir que estuviera con ninguna otra. Aquella tarde me dirigí a su casa decidida a acabar con su vida para siempre. Había cogido un bote de veneno que mi madre tenía guardado en uno de los estantes para los ratones y los topos del jardín de mi casa, iba a echárselo en el café y en cuanto lo bebiera todo me marcharía sin mirar atrás.

Cuando llegué parecía que todo iba a salir a la perfección parecía que estábamos solos y que nadie aparecería de improvisto por la casa. Me invitó a pasar al salón y trajo una jarra de café recién hecho y otra con leche caliente. Estaba charlando con el para hacer tiempo a que se presentara la ocasión perfecta para introducir el veneno en su café sin que se diera cuenta, cuando de repente una pequeña de unos dos años entró en el salón gritando:

-Papá… ¿te vas a marchar y me vas a dejar como hico mamá cuando  era bebé? “

Cuando consiguió calmar a la niña me explicó que la madre se había marchado al poco de nacer la pequeña y que desde ese momento su vida giraba alrededor de su hija. En ese momento me dí cuenta de lo que había estado a punto de hacer y sin mediar palabra salí de la casa y me encerré en mi habitación.”

Y ahora me encontraba en un autobús que se dirigía a una ciudad donde no conocía a nadie ni tenía donde quedarme, pero eso no me importaba solo quería alejar de mi esa idea de lo que había estado a punto de hacer. Cogí la mochila que había estado a mis pies para coger un pañuelo. Abrí la cremallera del bolsillo de fuera y saqué lo que parecía un sobre de una carta, junto con el frasco donde había metido el veneno que había cogido en casa de mis padres aquél día.
Abrí el sobre, desdoblé el papel que había dentro y leí:

“Hola, te escribo para pedirte perdón por el daño que te hice cuando dejamos lo nuestro. Cuando te fuiste me di cuenta del daño que te había hecho y hubiera deseado no haber hecho las cosas de la forma en la que lo hice. Quizá si me hubiera enfrentado a lo que hice y te hubiera dicho la verdad ahora nuestras vidas serían diferentes. Sé que es tarde, quería habértelo dicho el otro día cuando viniste a casa pero te fuiste corriendo y no me dio tiempo a decirte lo que quería decirte.

Quiero decirte que sé que fui un idiota, que no te valoré como lo merecías, y me di cuenta muy tarde. Quiero que sepas que a pesar de todo nunca dejé de quererte, sé que las cosas no van a volver a ser como antes pero al menos tengo que decirlo.

Lo siento y quiero que sepas que sigo queriéndote.”

Después de leer la breve carta y con lagrimas en los ojos me di cuenta de que la carta tenía la dirección de mi casa y el sello de correos. Probablemente llegó a casa uno de los días en los que estuve encerrada en mi habitación y mi madre me la dejó en la mochila mientras dormía con la esperanza de que la viera.

Con la carta en las manos, me di cuenta de lo que había estado a punto de hacer y que no sé si podría vivir con la certeza de que estuve a punto de quitarle la vida a la única persona que tenía. De repente vía hacia abajo y allí estaba el bote de veneno que seguía en mi bolso. Extendí el brazo, abrí el bote y lo lleve a mis labios…

domingo, 13 de marzo de 2011

Cuentacuentos (14/03/2011)

"De repente un día, todo comenzó de nuevo."  Todos los sentimientos, que había enterrado con mucho trabajo en el más hondo de mi corazón, habían vuelto a emerger de nuevo al volver a verlo.



Quizá fue un error pensar que todo había pasado, que ya no sentiría nunca más esos sentimientos por él, pero al volver a mi aldea después de dos años y volver a verlo, todo volvió a mí de repente como un huracán que arrasa todo lo que encuentra por su paso.

El cariño que siempre le tuve, lo mucho que quería estar a su lado y lo bien que me sentía a su lado, como si no hubiera problema que pudiera conmigo, pero con estos sentimientos también volvieron a mí lo que sentí cuando todo se fue al traste, y cuando después empezó a salir con otra, los celos podían conmigo hasta tal punto que podía hacer algo de lo que me podía arrepentir algún día y por eso habría tomado la decisión de marcharme al otro lado del país.

Llevaba ya dos años en Barcelona y debido a la enfermedad que aquejaba recientemente a mi padre decidí volver para ayudar en casa, pensando que ya lo había superado y que ya no sentía nada por el. Pero aquella tarde cuando fui a tomar algo con mis amigas para ponernos al día lo volvía  ver, estaba allí sentado con unos amigos y un chica, en la terraza de la cafetería donde yo paraba cuando vivía aquí, donde había quedado con mis amigas, en el poco tiempo que estuvimos tomando un café allí no pude quitarle el ojo de encima, y percatarme de que estaba con otra…

Los celos volvieron a mi, unos celos por los cuales había huido una vez muy lejos, algo por lo que era capaz de hacer algo de lo que podía arrepentirme toda la vida, pero ahora ya no iba a huir de nuevo, no quería volver a escapar y empezar de cero de nuevo. Una idea vino a mi mente…

Si no estaba conmigo no estaría con ninguna otra…


(¿continuará....?)

lunes, 7 de marzo de 2011

Cuentacuentos ( 07/03/2011 )

“Comenzó a verse una luz allá al fondo, solo faltaba un poco más. Entre todos, trabajando juntos, estaban a punto de conseguirlo”. Después de tantos sacrificios todo apuntaba a que estaba a punto de terminar aquel infierno. Todos estaban deseosos de salir al aire libre de volver a ver la luz del día y lo más importante de todo, volver a ver a sus seres queridos.


Ahora que empezaban a ver esa luz comenzaron a recordar a los compañeros que quedaron atrás, lo mucho que querían llegar todos al final del túnel, pero no todos llegaron al final. El primer día desde el incidente cuando estaban intentando organizarse para poder buscar la manera de salir de allí, todo comenzó a inundarse y hubo varios compañeros que desaparecieron en ese instante. Un par de días después cuando ya habían comenzado los trabajos de excavación para poder escapar, hubo otro de los supervivientes que ya era mayor y falleció por causas naturales. Pero ese fue el último.


A partir de ese momento todos y cada uno de los que allí dentro estaban trabajaban durante la noche para descansar durante el día, para así soportar mejor el calor que se formaba cuando el sol daba directamente sobre lo que estaba sobre sus cabezas.


Hubo momentos en los que pensaron que no iban a conseguirlo, que todo se acabaría al no tener casi de comer ni de beber para sobrevivir todos. Pero después de casi ocho días de luchas y trabajar sin descanso por fin estaban a punto de conseguirlo.


Poco a poco ese agujero al fondo se hacía más grande y más luz inundaba el túnel. Mientras dos de los supervivientes terminaban de echar abajo el pequeño muro que les separaban de la libertad el resto se quedaron quietos, con miedo de que todo volviera a caer y los volviera a encerrar.


En a penas cinco minutos el muro desapareció y salieron muy poco a poco a la luz que empezaba a dar el sol que a penas había empezado a salir. Vieron como el sol iba bañando poco a poco todo aquel paisaje que aparecía ante sus ojos, la hierba, las flores los árboles….


Cuando por fin pudieron acostumbrarse a la luz, vieron a unos escasos metros a todos su seres queridos, habían estado trabajando duro también, habían estado construyendo un nuevo hogar, para que cuando los que quedaron atrapados en su antiguo hormiguero aplastado por un adolescente y su moto, tuvieran un hogar al que volver, ahora ya estaban todos libre y de en su nuevo hogar.