lunes, 21 de marzo de 2011

Cuentacuentos ( 21/03/2011)

 "Tras varios días de espera, decidí reanudar la marcha sola." Llevaba varios días esperando a que la guardia civil viniera a buscarme, pero nadie entró por aquella puerta. Pero ni mis padres ni mis hermanos se atrevieron a llamar a mi puerta después de ver como entraba en casa hecha un mar de lágrimas y gritando que no quería ver a nadie.  

Cuando pasaron unos días y me calmé me di cuenta de que tenía que seguir con la carrera en la que se había convertido mi vida cuando lo conocí hace ya tanto tiempo, decidí seguir con la marcha de mi vida sin volver la vista atrás.

Así que cogí el primer autobús que me llevaba a Orense con un par de mochilas con las cosas más necesarias. Cuando el autobús dejó la ciudad me vinieron a la mente los pensamientos de aquel día.

“Aquel día lo había llamado con la escusa de quedar a tomar un café y poner sus vidas al día. La ocasión se me presentó sola cuando él había accedido al instante a invitarme a su casa a tomar un café aquella tarde.

Me había preparado para llevar a cabo mi plan, quería acabar con él, no iba a permitir que estuviera con ninguna otra. Aquella tarde me dirigí a su casa decidida a acabar con su vida para siempre. Había cogido un bote de veneno que mi madre tenía guardado en uno de los estantes para los ratones y los topos del jardín de mi casa, iba a echárselo en el café y en cuanto lo bebiera todo me marcharía sin mirar atrás.

Cuando llegué parecía que todo iba a salir a la perfección parecía que estábamos solos y que nadie aparecería de improvisto por la casa. Me invitó a pasar al salón y trajo una jarra de café recién hecho y otra con leche caliente. Estaba charlando con el para hacer tiempo a que se presentara la ocasión perfecta para introducir el veneno en su café sin que se diera cuenta, cuando de repente una pequeña de unos dos años entró en el salón gritando:

-Papá… ¿te vas a marchar y me vas a dejar como hico mamá cuando  era bebé? “

Cuando consiguió calmar a la niña me explicó que la madre se había marchado al poco de nacer la pequeña y que desde ese momento su vida giraba alrededor de su hija. En ese momento me dí cuenta de lo que había estado a punto de hacer y sin mediar palabra salí de la casa y me encerré en mi habitación.”

Y ahora me encontraba en un autobús que se dirigía a una ciudad donde no conocía a nadie ni tenía donde quedarme, pero eso no me importaba solo quería alejar de mi esa idea de lo que había estado a punto de hacer. Cogí la mochila que había estado a mis pies para coger un pañuelo. Abrí la cremallera del bolsillo de fuera y saqué lo que parecía un sobre de una carta, junto con el frasco donde había metido el veneno que había cogido en casa de mis padres aquél día.
Abrí el sobre, desdoblé el papel que había dentro y leí:

“Hola, te escribo para pedirte perdón por el daño que te hice cuando dejamos lo nuestro. Cuando te fuiste me di cuenta del daño que te había hecho y hubiera deseado no haber hecho las cosas de la forma en la que lo hice. Quizá si me hubiera enfrentado a lo que hice y te hubiera dicho la verdad ahora nuestras vidas serían diferentes. Sé que es tarde, quería habértelo dicho el otro día cuando viniste a casa pero te fuiste corriendo y no me dio tiempo a decirte lo que quería decirte.

Quiero decirte que sé que fui un idiota, que no te valoré como lo merecías, y me di cuenta muy tarde. Quiero que sepas que a pesar de todo nunca dejé de quererte, sé que las cosas no van a volver a ser como antes pero al menos tengo que decirlo.

Lo siento y quiero que sepas que sigo queriéndote.”

Después de leer la breve carta y con lagrimas en los ojos me di cuenta de que la carta tenía la dirección de mi casa y el sello de correos. Probablemente llegó a casa uno de los días en los que estuve encerrada en mi habitación y mi madre me la dejó en la mochila mientras dormía con la esperanza de que la viera.

Con la carta en las manos, me di cuenta de lo que había estado a punto de hacer y que no sé si podría vivir con la certeza de que estuve a punto de quitarle la vida a la única persona que tenía. De repente vía hacia abajo y allí estaba el bote de veneno que seguía en mi bolso. Extendí el brazo, abrí el bote y lo lleve a mis labios…

7 comentarios:

Roc dijo...

Espero que sólo sea tu protagonista y no tú, la que se tome las cosas tan a la tremenda. Los amores vienen y van y hay que considerarlos etapas de aprendizaje y nada más....
A veces creemos que se nos va la vida por alguien y al poco tiempo nos reímos de la estupidez, porque la mayoría de las veces ni nos convenía aquel amor.
Un abrazo y a seguir escribiendo cada semana.

Hell dijo...

El amor... es algo tan impredecible... tan suave y querido, y afilado y peligroso a la vez...
Con el amor, si se puede, mejor no jugar. Lo mejor es escribir sobre él. Se han escrito obras magistrales en torno al amor. Es tema de debate diario. Entre personas. Entre parejas. Con uno mismo, corazón vs. mente. Pero, bajo mi punto de vista, al escribir sobre el amor es cuando éste se pierde. Es entonces cuando salen los relatos más sinceros, oscuros y lacrimales. Es cuando el cuerpo está en modo "lo veo todo tan claro que puedo destilar mis sentimientos en cada pulsación del teclado". Es genial escribir cuando se tiene el corazón roto, sin velo rosa que nos tape la mirada.

Sigue así cada semana.

Un beso.

Hell.

Jan Lorenzo dijo...

Si te digo la verdad, prefería el final alternativo del que habíamos hablado xDD Este lo veo como un poco más forzado, me cuesta ver a la protagonista llegando hasta ese punto. No sé, quizá mi mente tiene un sentido más negro para los relatos...

Por lo demás y quitando algunas pequeñas cosillas de redacción (tienes que leerte siempre lo que escribes antes de publicar :) jijiji) me gusta mucho, hay que ir mejorando poco a poco.

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Jara dijo...

a mi tampoco me acaba de gustar.. El principio ya me ha dejado un poco descolocada con lo de la policía y el final me parece cerrado a la fuerza. hay mucha miga que poder sacar en esta historia,

saludines

Suseya ediciones dijo...

A mi me gusta, ademas el hecho de ser cosciente de lo que casi hace y la imagen de la niña es muy potente.
Un saludo.

Pugliesino dijo...

Hola! la historia posee una buena construcción en su ida y vuelta a ese momento donde toma la decisión final, pero creo que al mismo tiempo sus reflexiones le quitan peso de alguna forma al que pienso es el momento de mayor impacto, el de esas palabras del niño.
Es ahí donde realmente la vida de todos pudo cambiar.
Un final dramático en donde la muerte no se quedará finalmente sin presa.

atenea dijo...

Pero a la protagonista qué le pasa con el veneno?? jaja Primero se lo quiere dar a él, luego se lo toma ella... ayyy si se lo hubiera tomado todo con más calma jajaja

Besos!! :)