martes, 19 de agosto de 2008

El testimonio.....


Vi la luz por primera vez una de esas mañanas de primavera en las que luce el sol y en la calle parece que todo canta y baila al compás, la verdad es que pensé que había tenido suerte de formar parte del maravilloso mundo que tenía ante mis ojos.

En la primera etapa de mi vida me dejaron con otros como yo, sin que nadie nos hiciera mucho caso; pero un día las cosas cambiaron, nos metieron a todos en un furgón y nos llevaron un lugar un poco extraño, seguía estando con mis compañeros de siempre, pero ahora venían algunas personas a vernos, pero cada vez que una de esas personas se acercaba se llevaba a uno de nosotros con ellos, ivan todos tan felices…

Un día dos personas se acercaron a mí para llevarme con ellos, decían que Raúl lo pasaría muy bien, mas adelante supe que Raúl era un niño de unos cuatro años, hijo de las personas que me habían llevado consigo. Al principio me puse muy feliz pensando en lo bien que me lo iva a pasar jugando y corriendo con el, pero nada mas lejos de la realidad…

Desde el día que llegué a la casa, parecía que todo iva bien, Raúl se paso muy contento cuando me vio allí, empezó a salta y a reír de alegría; Raúl, el padre y yo, y sin atender por que, los dos empezaron a darme pequeñas patadas como si fuera un juego, al principio yo me lo tomé también así, ya que no me hacían daño, pero llegó un momento en el que el padre me propinó tal patada que salí disparado acabando enredado en un red, viendo como esa horrible persona celebraba con su hijo la brutal patada que me había dado.

Esta imagen comenzó a repetirse diariamente, y cada vez era peor, las patadas eran más fuertes y había veces que se unía mas gente a este macabro juego, sin que yo pudiera defenderme o pedir ayuda alguna. Así pasaron los años, sufriendo estas irremediables palizas, hasta que un día me dieron una patada tan fuerte que me reventé sin remedio posible.

Ya no sé cuanto tiempo llevo aquí tirado a la intemperie, sufriendo el intenso frío y las caudalosas lluvias en invierno, y el insoportable calor de verano que hace que el cuero de mi cuerpo sude y se agriete. Ahora ya solo soy un viejo balón roto y completamente inservible que ya no le importa a nadie.

lunes, 11 de agosto de 2008

¿¿¿Será....el cielo???

Cuando llegué aquí estaba asustada, no entendía que hacía en este sitio, me parecía un sitio extraño, las cosas parecían flotar al compás, como si bailaran con una armonía que transmitía tranquilidad y alegría. La gente que había a mi alrededor parecía feliz, inmensamente feliz…

Empecé a caminar entre las flores, y no pasó mucho tiempo cuando vi a lo lejos a alguien muy familiar para mi, no me lo podía creer, era mi abuelo, pero era imposible, mi padre murió cuando era yo pequeña. Corrí desesperadamente hacia el, lo abracé con todas mi fuerzas y rompí a llorar… de pronto me di cuenta de donde estaba y que hacía allí, recordé la noche en la que perdí la vida…

Aquella tarde había discutido con todo el mundo, estaba agobiada… amargada… necesitaba desahogarme y tranquilizarme, por lo cual salí a dar un paseo bajo la lluvia. Nadie vería las lagrimas que se juntaban con la lluvia en mi cara… Entre la lluvia y las lágrimas no veía por donde iva, caminaba sin rumbo, sin saber a donde ir, como un perro abandonado, hasta que escuche la bocina de un camión que intentaba que saliera de la carretera, no fui capaz de reaccionar y el camión se me vino encima. Lo único que sentí en ese momento fue el primer golpe, cuando mi interior estalló a causa del impacto, después vino el silencio y la extraña sensación de ver mi propio cuerpo tendido en la carretera bajo la lluvia. No estube mucho tiempo allí, sin saber como empecé a alejarme de la tierra y llegué a parar a este extraño lugar.

A pesar de lo que muchos puedan pensar, este lugar está lleno de paz y felicidad, aquí no existen el odio o la envidia, no hay motivos para ello. Donde yo vivo cada uno crea su propio cielo a semejanza de su imaginación y deseos. Mi abuelo me enseñó todo esto, es cierto que yo estaba aterrada cuando llegué aquí, pero mi segundo día fue muy diferente, lo primero que creé fue mi balcón particular, desde el cual podía ver todo lo que pasaba en la tierra, todo menos a mi gente querida, no me estaba permitido verlos de momento, ya que no aceptaría mi muerte y la tristeza que había causado en la tierra, así que mi abuelo me prometió cuidar de ellos por mí.

Todos los días me sentaba en mi balcón y desde allí visitaba los lugares que siempre quise visitar de niña, podía verlos como si estuviera en ellos. Visité París, Londres, recorrí Italia, la muralla China, también visité Japón, la India, Corea, Australia y hasta visité La Niñera de las Ballenas en Argentina. Un día mientras visitaba la tierra donde mi había criado me di cuenta de que habían pasado ya dos años desde que yo me había ido, y que tanto mis amigos, como mi familia e incluso el que era mi novio habían seguido con su vida y eran felices. Siempre había pensado que me dolería verlos felices sin mí, pero eso me hizo inmensamente feliz, mientras la gente a la que quiero sea feliz donde están yo seré feliz en mi cielo con mi abuelo, sé que algún día volveremos a reunirnos todos y haremos nuestro propio cielo todos juntos.